¿Por qué comenzar a tocar un instrumento?

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Los beneficios de aprender a tocar un instrumento

Distintas actividades estimulan nuestro cerebro de distintas maneras, pero hay pocas que lo hacen tanto como la música. Más específicamente, donde una actividad cualquiera puede exigirle más trabajo a una región en particular de nuestro cerebro, la música genera que muchas regiones de este trabajen a la vez. Esto es verdad para el simple acto de escuchar música, ya que estamos procesando tanto el ritmo como la armonía (y cualquier otro elemento, como la letra, que una canción pueda llegar a tener) al mismo tiempo. Pero este fenómeno se incrementa significativamente cuando pasamos de escuchar esa misma música a producirla por nuestra cuenta.

Al tocar un instrumento no solo estamos procesando esos mismos elementos ya mencionados, sino que además entran en juego la coordinación entre múltiples sentidos y la motricidad fina. Es simplemente cuestión de pensar en un músico clásico leyendo sus partituras en un concierto y en la coordinación necesaria para poder ejecutar correctamente lo que está escrito en el papel. Y es más, después de haber practicado correctamente por un periodo de tiempo determinado, será gracias a las conexiones neuronales que hayamos formado y pulido que podremos tocar con más fluidez.

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En resumen, estamos trabajando prácticamente todas las regiones de nuestro cerebro (principalmente las cortezas visuales, motoras y auditivas), con un distinto grado de exigencia dependiendo del instrumento que estemos tocando y de la pieza musical que estemos interpretando. Pero el beneficio más notorio que tocar un instrumento puede brindarnos es el desarrollo de una estructura llamada cuerpo calloso.

¿Qué es el cuerpo calloso? ¿Cómo se relaciona el cuerpo calloso con la música?

Básicamente es un conjunto de tejidos que permite, entre otras cosas, la comunicación entre el hemisferio derecho e izquierdo del cerebro. Esto está relacionado con la motricidad fina previamente mencionada, ya que esta es controlada desde ambos hemisferios. Es por esta razón que, mientras más practiquemos con nuestro instrumento, más desarrollaremos el cuerpo calloso, aumentando así la comunicación entre ambos hemisferios. Y lo más importante de esta conectividad es que no solo nos permite poder tocar cualquier canción con mayor facilidad, sino que también desarrollara nuestra capacidad de resolver problemas en cualquier ámbito de nuestras vidas, ya sea en el académico, social o cultural.

En conclusión, lo que a simple vista puede parecer una simple actividad de ocio es, en realidad, un ejercicio para nuestro cerebro como ningún otro, e incorporarlo a nuestras vidas es simplemente cuestión de elegir un instrumento y empezar a practicar.

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